El capitalismo, sistema económico predominante en Europa y Estados Unidos, se ha visto afectado por las nuevas tendencias sociales. Una de las tendencias más generalizadas es la sostenibilidad o el ESG (aspectos medioambientales, sociales y gubernamentales). El propio sistema económico, dirigido por las decisiones individuales de los agentes sociales, ha tenido que adaptarse y focalizarse en otros elementos alejados de la maximización del beneficio, como el bienestar social y medioambiental.
Respecto a este tema, hay dos preguntas clave que se deben tomar en cuenta, para poder evaluar la situación del capitalismo sostenible. ¿Fomentan las empresas la RSC por principios morales y organizativos o por el simple hecho de satisfacer las necesidades de los consumidores? ¿Si la sociedad no demandase productos de empresas con principios morales, llevarían las organizaciones la iniciativa en materia de ESG?
Ambas preguntas no tienen una respuesta objetiva o correcta, son simples consideraciones que deben ser argumentadas independientemente del punto de vista. Respecto a la primera pregunta, la respuesta es ambigua. Muchas organizaciones tienen directivos comprometidos, por sus valores propios, con todos estos elementos relacionados con el bienestar y, por tanto, han adoptado una posición proactiva en esta materia, fomentando el efecto llamada. Por otro lado, muchas otras han tenido que adoptar una posición reactiva con la que probablemente no estén alineados sus máximos dirigentes, con el objetivo principal de sobrevivir. En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es incluso más abierta. Siempre ha habido organizaciones, públicas y privadas, que han promovido la sostenibilidad en diversos ámbitos. Cierto es que, no hay punto de comparación con las acciones ESG que la gran mayoría de las grandes empresas están ejecutando.
La conclusión que se puede extraer acerca del capitalismo sostenible es que más vale centrarse en las consecuencias que en las causas de este cambio de paradigma. Estas consecuencias podrían resumirse en tres grandes bloques: Menor contaminación, mejores condiciones laborales y mayor satisfacción de la sociedad en su conjunto.